Hace unos años, por casualidad, entré a una clase de lengua de señas. Al fondo de la sala, vi a una mujer y a su hija, intensamente angustiadas. En ese momento no entendí por qué ocurría eso. La niña tiraba de la manga de la blusa de su madre, evidentemente preguntando qué sucedía frente a ellas. La madre no respondió. La expresión de angustia en su rostro se hizo más pronunciada. Más tarde supe que la niña era sorda y no sabía leer ni escribir. Ninguno de las dos conocía la lengua de señas. A las preguntas desesperadas sólo respondía el silencio.
Ese día aprendí que los sordos son invisibles. Hay muchos, pero no los vemos.
También supe que yo pertenecía a esa comunidad de personas ciegas que no ven a los sordos. Quizás algunos de ustedes estén tan ciegos como yo entonces.
En los días siguientes comprendí que estaba presenciando un inmenso y silencioso drama: cientos de miles de personas sordas en México desconocen la fabulosa cantidad de bienes culturales que la humanidad ha producido en milenios.
Sólo unos pocos sordos tienen acceso a estos productos a través de una puerta muy estrecha hecha de señas.
Los padres de niños, niñas y jóvenes sordos saben que sus hijos no serán incluidos en la vida comunitaria.
Nuestra ceguera ha sido la causa de un olvido: no enseñamos a los sordos a leer y escribir. El dominio de una lengua de señas no hace posible la lectura ni la escritura.
Ese día surgió ALAS. Nunca supe el nombre de la niña.
Marco Antonio Rodríguez Revoredo
Creador del Programa ALAS. Alfabetizar a Sordos.
Ahora, la Universidad Veracruzana ofrece a los miles de niños, jóvenes y adultos con discapacidad auditiva de México y de los países de habla hispana, el programa ALAS. Alfabetizar a Sordos.
ALAS es una plataforma virtual que les facilita el acceso a la lectura y escritura del español, así como el aprendizaje de la Lengua de Señas Mexicana, aprovechando el potencial de las tecnologías de la información y comunicación.
Al parecer, raras veces se analiza la grave problemática de quienes a causa de la sordera tienen la imposibilidad de comunicarse mediante la palabra hablada. No es extraño entonces que tampoco se piense en las limitaciones vitales y educativas que se presentan a esas personas, los sordos, cuando además carecen de la habilidad para participar en el mundo de la comunicación e información escritas.
Una consecuencia de tal actitud es que, como sociedad, no hemos exigido que el sistema educativo de nuestro país ofrezca igualdad de oportunidades a los miembros de la población sorda. Ni siquiera en los niveles de alfabetización o de educación básica. Entonces ¿cuándo podrán acceder a estadios superiores de formación integral que les permitan incorporarse plenamente y con dignidad al ejercicio de su ciudadanía en las comunidades donde habitan?
La alfabetización de los sordos de México podría calificarse como un casi completo fracaso si es que alguna vez hubiera habido el propósito de lograrla. Los esporádicos y limitados esfuerzos gubernamentales y privados en ese ámbito no permiten vislumbrar que en el futuro próximo pudiera haber avances significativos en el aprendizaje de la lectura y escritura del español por parte de los sordos. Aun en el campo de la difusión de la lengua de señas, considerada como la primera lengua de las personas sordas, los logros cualitativos y cuantitativos son dramáticamente reducidos.
Las políticas educativas integradoras o de inclusión oficiales generan una simulación: los sordos permanecen en escuelas sin profesores especializados y reciben -después de seis años de permanencia en primaria y tres en secundaria si llegan a ella- certificados de estudios terminados, aun cuando en la mayoría de los casos no sepan ni leer ni escribir.
Las consecuencias de la incapacidad para la lectura y escritura en el idioma de la comunidad en que vive una persona en el siglo XXI son numerosas. Una que es determinante en su calidad de vida es el escaso bagaje de competencias para incorporarse al mercado laboral. En México, el analfabetismo de los sordos es un factor determinante del hecho de que el porcentaje de la población con discapacidad auditiva No Económicamente Activa sea muy alto en comparación al de los oyentes.
Los padres de niños, niñas y jóvenes sordos no alfabetizados viven permanentemente angustiados, sabiendo que sus hijos no serán incluidos en la vida comunitaria, no concluirán estudios escolares, los empleos a su alcance serán escasos y con bajos salarios, sus relaciones personales serán predominantemente con otros sordos y muy limitadas con oyentes. Serán testigos casi ajenos de lo que pasa en el mundo ya que no podrán aprovechar la radio, el cine, la televisión o los periódicos, ni utilizar información escrita, que encontramos fácilmente en libros, revistas, folletos, Internet, etc.
Desde luego que no puede decirse que el estado y la sociedad de nuestro país se hayan desentendido del problema de la educación de la población con discapacidad auditiva; pero las políticas, estrategias y recursos (escasos por cierto) tanto públicos como privados se han enfocado a la enseñanza de la Lengua de Señas Mexicana y a la oralización, dejando en segundo término la enseñanza de la lectura y escritura del español.
La valoración de estas circunstancias condujo a la generación y desarrollo por la Universidad Veracruzana (con sede en México) del proyecto ALAS. Alfabetizar a Sordos, que busca producir y difundir herramientas basadas en el uso intensivo de las tecnologías de la información y comunicación para contribuir de manera significativa a la alfabetización de los sordos del estado de Veracruz, con miras a un futuro aprovechamiento en las demás entidades de la república y en los países de habla hispana. El diseño y producción de esas herramientas están sustentados en un enfoque pedagógico-didáctico acorde con las características que como aprendices de un idioma no materno tienen las personas sordas.
Los datos mencionados dan una idea de la posible magnitud del problema del analfabetismo de la población sorda, pero no dicen mucho de su complejidad. Evidentemente, los sordos, especialmente los niños, niñas y jóvenes, tienen derecho (aunque no se les ha dado la oportunidad) a recibir servicios educativos cuyas características correspondan a una visión bicultural y cuya naturaleza se ajuste a sus circunstancias físico-psico-sociales. En este contexto, el analfabetismo de los sordos constituye solamente una faceta del problema, pero en tanto nuestro país no atienda de manera integral las necesidades de educación de la población con discapacidad auditiva, al menos se dará un gran paso cuando podamos ofrecer opciones realistas para reducir sustancialmente el número de analfabetas de esa población.
Para proceder a la producción de los materiales que se emplean en el “Programa de Alfabetización para Personas Sordas” se ha integrado un equipo multidisciplinario en el que participan pedagogos, especialistas en Lengua de Señas Mexicana, psicólogos, profesores de educación especial y primaria, especialistas en comunicación social, informática, diseño gráfico, lingüística, así como personas sordas analfabetas y semialfabetizadas. Asimismo participan profesores y padres de familia con alumnos e hijos con discapacidad auditiva. La mayoría de los miembros del equipo son personal de la Secretaría de Desarrollo de la Universidad Veracruzana, que laboran en la Dirección General de Tecnología Informática.
Enmarcados en el propósito general de contribuir al mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la educación que nuestra sociedad ofrece a su población sorda, el programa ALAS plantea los siguientes objetivos:
Objetivo general
Coadyuvar al acceso de los miembros de la población sorda a la inclusión social, la comunicación y a la cultura, produciendo y difundiendo recursos didácticos que faciliten el aprendizaje de la lectura y escritura del español.
Objetivos específicos
Para la construcción del programa se consideraron teorías y prácticas de la enseñanza de la lectura y escritura en las escuelas primarias, de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y de un segundo idioma.
Se examinaron los diversos métodos de enseñanza de los procesos de lectura y escritura, mismos que se agrupan en dos grandes grupos: sintéticos o silábicos y analíticos o globales.
Los métodos sintéticos (modelo alfabético, modelo silábico y modelo fonético o fonemático), que parten del aprendizaje de las letras y sílabas, fueron descartados dada su dependencia fundamental de la naturaleza simbólico-fonética de los elementos manejados. Adicionalmente, se atendió al señalamiento que hacen muchos profesores: ese enfoque tiende a priorizar signos aislados sobre la significación y comprensión de palabras y enunciados. Otros argumentos pedagógicos considerados para excluir esos métodos fueron los siguientes: el descomponer las palabras no corresponde al modo natural de aprender una lengua por oyentes, situación que se agudiza en el caso de los sordos; se trata de aproximaciones lógicas y de estructuras lingüísticas, no de carácter didáctico: no fomentan el interés por la lectura ni la habilidad para leer significados.
En consecuencia, se decidió utilizar un enfoque analítico. Los métodos analíticos buscan enseñar a leer y a escribir partiendo del uso de palabras, frases y oraciones, sin que sea necesario en un principio reconocer las letras y sílabas que las forman; se fundamentan en el sincretismo o percepción global holística conque tendemos a percibir las cosas en su totalidad antes de distinguir sus partes. Esta metodología permite el uso de materiales didácticos que asocian imágenes con palabras y oraciones en unidades significativas para el aprendiz, ya sea sordo u oyente. Se evita así el aprendizaje en una primera etapa de símbolos (letras) sin sentido para una persona sorda. Las estrategias didácticas se diseñan en función de vivencias y del contexto sociocultural, no en referencia a unidades fonéticas.
La combinación de recursos informáticos y visuales buscar facilitar el aprendizaje, la memorización y el manejo adecuado de la atribución nominal (relación significante-significado), especialmente en las primeras etapas de la alfabetización. Los ambientes lúdicos constituyen también un recurso fundamental.
Otro momento significativo en la primera etapa del programa, fue la decisión tomada en relación con el aprendizaje de la escritura. Considerando que la naturaleza de los materiales es de carácter digital, se acordó enseñar a los sordos a escribir tanto manualmente como mediante los teclados QWERTY utilizados en PCS de escritorio o portátiles, tabletas o teléfonos celulares.
Es importante destacar que se emplea la Lengua de Señas Mexicana no solamente como herramienta didáctica de apoyo, sino que se constituye en un objeto de aprendizaje, parte esencial del ambiente bicultural en que viven los miembros de la población sorda y que contextualiza la operación de ALAS.
Por otra parte, hay un punto que es conveniente subrayar: el programa se plantea primordialmente como una herramienta que no requiere de conocimientos de cómputo o de LSM para su empleo. Se pensó en facilitar y enriquecer los procesos de enseñanza aprendizaje de la lectoescritura que desarrollan los profesores y padres de niños, niñas y jóvenes sordos.
“…ALAS es una oportunidad que tienen todos los maestros, padres de familia y público en general, para poder trabajar con los chicos sordos.”
“Se necesita empezar a enseñar a los sordos desde muy niños. Este programa permite que se difunda la educación y se apoye a las personas sordas.”
"Me parece una cosa estupenda, que le da la oportunidad a los niños con capacidades diferentes de progresar en la vida, situaciones que nosotros, como docentes de educación primaria regulares, no podemos lograr."
“Me parece un programa muy bonito y pues, más que nada, porque pensando en nuestros hijos, ellos van a aprender a leer y escribir, a saber más de señas.”
Juan Carlos Jiménez Márquez
Alejandro Colunga Moreno
Isaías Guiot Limón
Karla Fabiola Sosa González
Ismael Antonio Suárez Hernández
Melissa César Hernández
Raúl Falfán Medina
Azael Olmos Bello
Ana Laura Alba Méndez
Marco Antonio Rodríguez Revoredo
Karina Reyes Ramiro
Raquel García Escobar
Mitzraim López Domínguez
Gibert Alfonso Jiménez Quezada
Brenda Arias Hernández
Carolina López Villa
María Yarenis Marín García
Mara Patricia Ruiz Moreno
Aranza Velásquez
Julio Noel Morales Domínguez
César Raúl Lezama Ochoa
Gustavo Flores Melgarejo
Rosalba Landa Montiel
Ángel Othoniel López Rodríguez
Alejandro Fernández Cruz
Adriana Janeth Tapia López
Marconi Landa Jr.
Carina Lagunes Paredes
Lucía Elena Urrutia Jácome
Helio José Tienda Aguilar
Juan Iván Díaz Ortiz
Raúl Aguilera Zárate
Esteban Tenorio Vásquez
Pablo Lezama Aldana